Estas Navidades, en el fantástico blog Esta Noche Te Cuento (ENTC), hemos jugado al amigo invisible. Este es el texto que yo escribí, dedicado a la gran persona y escritora Arantza Portabales, y después está el que me regaló el entrañable Jesús Redondo Lavín.
QUE NADA CAMBIE
Foto de Jose Francisco Álvarez - Photograph-me |
La luz celeste del neón trepa por la fachada y
se cuela en la penumbra. Puedo leer claramente la palabra Hotel en tu piel
desnuda. Me fascina esa hache inicial palpitando con el ritmo de tu respiración
a la altura del costado. Me aferro al borde de la cama y recojo la botella de
cava antes de que vuelque sus últimas gotas en la alfombra. Con la boca pastosa
miro el móvil, que no para de vibrar. Van a publicarme la novela. Y tú
intentando emborracharme para que no me duela el fracaso, ya casi convertido en
nuestro ritual. Te voy a despertar con un soplo en la nuca y te haré prometer
que nada cambie el año que viene.
Dedicado a BELÉN SAENZ
Cuán dulces son las tartas masa brisa
Achicar con la fregona la avenida
Y en lino blanco los claveles a bordar
Repulsar manzanas acorchadas
Los ojos de las uvas ya peladas
Y las travesuras de mi hermano a vengar
A odiar digigramas complicados
A volver en sueños a la escuela
Y con tizas pizarrones a pintar
Que las piedras labradas por la historia
Caerán sobre esos alienados talibanes
Que como cobardes luego huirán.
Que las apariencias son mortales
Que hay que respetar a los enanos
Que son también nuestra hermandad
Aprendí
Que las valquirias vuelan sobre bicicletas
Que del color del trigo lucen sus coletas
Y que te sume en murria su desaparición.
Que del color del trigo lucen sus coletas
Y que te sume en murria su desaparición.