sábado, 26 de diciembre de 2015

Un relato, una ilusión


Estas Navidades, en el fantástico blog Esta Noche Te Cuento (ENTC), hemos jugado al amigo invisible. Este es el texto que yo escribí, dedicado a la gran persona y escritora Arantza Portabales, y después está el que me regaló el entrañable Jesús Redondo Lavín.
QUE NADA CAMBIE
Foto de Jose Francisco Álvarez - Photograph-me
La luz celeste del neón trepa por la fachada y se cuela en la penumbra. Puedo leer claramente la palabra Hotel en tu piel desnuda. Me fascina esa hache inicial palpitando con el ritmo de tu respiración a la altura del costado. Me aferro al borde de la cama y recojo la botella de cava antes de que vuelque sus últimas gotas en la alfombra. Con la boca pastosa miro el móvil, que no para de vibrar. Van a publicarme la novela. Y tú intentando emborracharme para que no me duela el fracaso, ya casi convertido en nuestro ritual. Te voy a despertar con un soplo en la nuca y te haré prometer que nada cambie el año que viene.


Dedicado a BELÉN SAENZ

Contigo aprendí
Cuán dulces son las tartas masa brisa
Achicar con la fregona la avenida
Y en lino blanco los claveles a bordar

Aprendí
Repulsar manzanas acorchadas
Los ojos de las uvas ya peladas
Y las travesuras de mi hermano a vengar

Aprendí
A odiar digigramas complicados
A volver en sueños a la escuela
Y con tizas pizarrones a pintar

Contigo aprendí
Que las piedras labradas por la historia
Caerán sobre esos alienados talibanes
Que como cobardes luego huirán.

Aprendí
Que las apariencias son mortales
Que hay que respetar a los enanos
Que son también nuestra hermandad

Aprendí
Que las valquirias vuelan sobre bicicletas
Que del color del trigo lucen sus coletas
Y que te sume en murria su desaparición.

No hay comentarios:

Publicar un comentario