Un relato finalista del concurso Wonderland de RNE para empezar el año.
HAYLAS
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Foto de la Internacional Microcuentista |
No sé por qué Hortensia negaba siempre que era gallega,
de Porriño. Quizás le daba reparo porque todo lo que cocinaba sabía a pulpo,
incluso el café. Papá decía que era una frescachona y una ordinaria, pero le remiraba
con anhelo la piel tersa y azulada del escote. A mí me embrujaba su olor a
botafumeiro, y sus manos de piedra musgosa. Cuando estábamos en la cocina jugaba
a asustarme con cuentos de lobisomes y, como colorín colorado, ponía ojos de
muerta. “Rapaz, aparta la vista u os sorberé el alma”. Y lo cumplió. Ahora
lleva el anillo de mamá.