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Foto de Jim Forest |
He participado -sin éxito- con este relato, que no podía superar las 50 palabras y en el que tenía que aparecer la frase "nada que ponerme/ponerse", en el concurso que ha organizado un hermano de letras en nombre de una tienda de complementos de Madrid. Al menos lo pasamos fenomenal en la fiesta de entrega de premios con champán y buena conversación.
EVA
Vivíamos tan
felices y me dice que no tiene nada que ponerse. Luego se va con la víbora esa
de tiendas y me deja solo, sin más cena que una manzana mordisqueada. Y encima
acaba de presentarse el casero con un aviso de desahucio por incumplimiento de
las normas.
Esta semana los deberes de REC llevan uniformes y rifles, así que me he quedado en medio de un fuego cruzado. Pero, ¿quién es el enemigo?
CONFISCADAS
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Foto de Phil Renaud |
Volví a enfocar su figura
uniformada en la mirilla del rifle evitando el rostro, mientras
intentaba dominar el ansia. Desde ese
nuevo ángulo, apuntando al cielo sobre la escarcha lechosa, me pareció que las gruesas
suelas negras irradiaban calor, como el picón de un brasero. Esperaba que el
tipo no me guardara rencor y me reconociera el gesto. Le había disparado en las
rodillas, sin intención de matar, por pura necesidad de hacerme con unas botas secas
y calientes. Hace tanto frío en esta guerra que si hablamos de sobrevivir trae
más a cuenta disparar al amigo que al enemigo.
La semana pasada, en la frase de REC salía a relucir la Inquisición. Este es el relato que presenté, mezclando un poco de pasado y presente. Porque algunas cosas aún no han cambiado.
DECÍAMOS AYER
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Foto de Begoña |
La inquisición no tardará en llegar, así que no pierdo nada por abrir el blog una vez más. Me enternece el texto
alfanumérico, en Arial de 12 puntos, que escribimos sin censura. Y las fotos, ¿te
acuerdas? Hacíamos maravillas con 10 megapíxeles. Entonces nos creíamos capaces
de todo y luego nuestros caminos se separaron. Tú te empeñaste en sabotear los
medios digitales y yo, más cobarde, me dediqué a enseñar a leer a los grandes
simios a pesar de la prohibición. Ahora vuelven a lagrimearme los ojos, pero no
por nostalgia ni debilidad. Es el humo de la pira que arde desde ayer en la
plaza.