INSPIRACIÓN
Al diablo le gusta ir al Prado a contemplar el Jardín de
las Delicias como un alumno aplicado. Pide que sólo le dejen abierta el ala
derecha del tríptico y se conforma con la mitad del panel central; tanta
lujuria impone incluso al Príncipe de las Tinieblas y no quiere ver a su eterno
enemigo ni en pintura. Cuando vuelve a los infiernos, se pasa a saludar a Pedro
Botero y se complace en la simplicidad efectiva del Siglo de Oro. Finalmente,
asciende al trono y se postra ante su señor y creador, el Hombre, para
completar el diseño del continente africano.Foto de A. González-Alba